Se le ha caido un papel, escucha claramente.
Levanta la vista del café, la cucharilla, la nada.
Nadie.
Nadie cerca, quiero decir, que pudiera ser dueño ó dueña de esa observación tan precisa.
Se le ha caído un papel, vuelve a escuchar.
El mediodía luminoso pero no demasiado cálido.
Por momentos siente escalofríos.
Duda si cambiar de asiento, tiene que elegir y al sol se va a asar, así que prefiere el repentino escalofrío intermitente.
Un pavo real pasea por el albero levantando sus patas con elegancia.
Su cuerpo azul eléctrico arrastra una cola más larga que su cuerpo donde se adivinan escondidos dibujos exóticos como mil ojos que lo observan todo.
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