El caramelo enrubia y enloquece de giros y danza...
Del fondo emerge un hombre diminuto con una maleta...
mira hacia arriba...
tose...
Dos ojos tristes,
ciegos,
turbios,
lo miran y no lo ven.
El humo sube y el hombre tose y grita...
Los ojos lo ven unos segundos,
acuosos, brillantes...
Luego el humo sube...
y lo invade todo...
Curioso y original poema. Un abrazo.
ResponderEliminarEl humo es la niebla de cada invierno para quien vive al raso.
ResponderEliminarUn abrazo.