domingo, 23 de febrero de 2014

BICHO







Clac, clac, clac.

Las piedras caen bajo sus pies y le hacen tambalear.

La luz ha cambiado y un aire fresco anticipa la noche.

La montaña, majestuosa, imperfecta, áspera, va quedando lentamente atrás.

Una sombra la va cubriendo como un telón.

Su cuerpo, cansado, conserva el calor del sol, durante la ascensión de la mañana.

Recuerda a “bicho”, su maestro de escalada, con su pelo aleonado, su torso triangular, sus pantalones rojos, sus precauciones con el grigri y el ocho, sus “dame cuerda, venga, venga, venga”.....

Las águilas, los buitres , sobrevolando su primer día de subida, aquel diedro tan difícil: -“arriba, arriba, venga, venga, tu puedes”-, creía oírle decir.


Todavía no sabe si lo vio ó lo recordó, pero el buitre casi lo roza con sus alas recortadas, del pico colgaba sangre, o un trozo de tela roja.....









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