viernes, 15 de agosto de 2014

AMALIA









Los pies apisonan la tierra cruzada por ramas.

Los oídos rumorean el agua.

El olfato es invadido por infinitas fragancias en la humedad refrescante.

Los ojos tunelados por la galería se precipitan tras el barranco, 


desparramándose por la rota escalera

y caracolean las olas convirtiéndose en espuma.

La piel celebra al sol frotándose en el musgo de la roca

y vistiendo con un traje de brillos mojados amarillos y verdes.

La casa camaleón en la jungla enmarañada

canta un fado a el paso del tiempo

desde su atalaya al borde del abismo.














1 comentario:

  1. Que recuerdo de aquel verano en Portugal.
    Muy lindo! Te quiero mucho.
    Pablo

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