miércoles, 24 de diciembre de 2014

HISTORIAS DE TRIAVILLA EN NAVIDAD





Una marea de gente venia en sentido contrario por la Avenida Triatitoróntontón.
Las luces, en lo alto, excesivas, anunciaban el consumismo obligatorio originado inexplicablemente  por un lejano nacimiento hace mucho tiempo en el que una paloma sustituyó al sexo gozoso.
Más adelante el entonces bebé sería considerado hijo de dios y proclamaría unas ideas revolucionarias para la época como dar de comer al hambriento, amarse los unos al otros, ofrecer la otra mejilla en casos de conflicto, perdonar y otras más raras como no permitir a los mercaderes entrar en el templo sagrado y quererse en lugar de pelearse.
La gente, decía, iba hacia allá y mis colegas  y yo íbamos hacia acá, en fin, todo el tiempo viendo caras y al revés de todos, mirando hacia abajo, buscando gente que estuviera sola, que tuviera frío, a la que le apeteciera contar su día, beber un caldito…
Algunos de los paseantes hipnotizados por las luces torcian el cuello y nos miraban.
Dentro de un cajero encima de unos cartones nos encontramos con Zacarías y Luiggi cuya casa es la calle.
Nos contaron que unos obreros de la limpieza de Triavilla, TrialimpiaA.Z., habían tirado a uno de esos camioncitos de trabajo naranja las mantas y un saco de dormir de un compañero, Nicomedes, cumpliendo con las ordenes del Yuntazoi, institución que gobierna la ciudad cuando sale electo uno de los dos partidos existentes.
Los trabajadores conocían a Nicomedes perfectamente y lo tenían localizado, sus movimientos se limitaban a ir de la plaza al comedor, de ahí a la ducha, un paseo y de vuelta a la plaza…
Pero prefirieron cumplir con las órdenes del Yuntazoi y tirarlo todo y dejar a Nicomedes a la intemperie…
Nicomedes estaba acostumbrado a estas cosas, ya lo habían empapado con su manguera para despertarlo cuando dormía a la vera del río de Triavilla, Guadelotrocauce, e incluso se habían quedado con una flamante tienda de campaña.


Nota: Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, TRIAVILLA sólo existe en mi imaginación, que soy muy mal imaginada…


1 comentario:

  1. No eres mal imaginada. Eres modesta y discreta, y tu trabajo importante, muy importante. Gracias por reflejar lo opaco, la noche, el poder de una triste manguera. Tu retrato es duro, tus bien elegidas palabras rezuman la perspicacia de quien sabe sentir, de quien sabe querer.

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