domingo, 23 de febrero de 2014

CAFÉ



Daba vueltas y más vueltas, no podía dormir.

Encendí la luz, busqué “Los viejos marineros” y empecé a leer.

En cualquier parte.

Ya encontraría donde había quedado la última vez.


-Vine a vivir aquí porque nunca ví en el mundo dos lugares tan semejantes como 

Periperi y Rasmat, una Isla del Pacífico donde viví unos meses…

-¿Veraneando?

El comandante sonrió:

-Náufrago…Entonces era aún segundo piloto. Iba embarcado en un barco griego


De pronto sentí olor a café.

Un profundo y maravilloso olor a café…

Llevaba sintiéndolo desde el desembarco del héroe en Periperi.

Súbitamente, salí de la ensoñación ó duermevela, y comprendí, que no era posible que oliera a café recién hecho!! a las dos de la mañana.

Acerqué mi nariz al libro, tan llevado y traído de la biblioteca a casa y otra vez a sus estantes… y ni rastro.

La madrugada olía a café calentito.

La completa verdad sobre las discutidas aventuras del Comandante Vasco Moscoso de Aragón, Capitán de altura, traía sus aromas….










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