viernes, 11 de abril de 2014

CON LOS ZAPATOS CAMBIADOS


















Cuando nos calzamos los zapatos del otro,

comprendemos como camina el otro, 
como respira, como es su vida.

La noche en Plaza Nueva ha sido pedagógica.
Dormir en la calle es dormir con luz de las farolas que enloquecen artificialmente a los pájaros y los mantienen despiertos.
Dormir en la calle es dormir con ruido constante de los camiones de Lipassam pasando y campanas que dan la hora constantemente.
Dormir en la calle es buscar un rincón oscuro que haga las veces de servicio improvisado.
Dormir en la calle es dormir a la vista de todos, en un suelo durísimo.
Pero dormir en la calle es sobre todo soledad y eso anoche fué diferente.
La compañia de esta gente maravillosa que no se cansa de luchar por lo que considera justo, es compartir unos macarrones con pesto en un plato de plástico con varias cucharas, es despertarte sintiendo alguien al lado, es una conversación con un amigo nuevo que sin embargo conoces desde siempre por que ha recorrido un camino similar al tuyo...







1 comentario:

  1. Un relato que nos acerca a una realidad tan cercana y que, sin embargo, creemos tan lejos. ¡Gracias por compartir tu enriquecedora experiencia!
    Si todos buscáramos un rato al día (como el que buscamos para ver televisión) para calzarnos con los zapatos del que sufre TODO sería muy diferente. De nuevo, ¡Gracias!

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